¿Pasar factura en las urnas, me dices? Ocurren tantas cosas en la política española, que ya no está claro qué se premia y se castiga en las elecciones. Y además, al convalidar el último decreto-ley, lo que le importa a Pedro Sánchez es salvar el momento y salvar el momento es salvarse él y salvar a su gobierno.
Y lo va consiguiendo a base de aplicar dos libros: el suyo propio, el “Manual de resistencia”, cada día un poco más Manual de Supervivencia, y el del doctor Diego Pablo Simeone, titulado “Partido a partido”. Es decir, debate a debate y decreto a decreto, que es su figura legislativa más apreciada y practicada. Eso es vivir peligrosamente, pero hay tantas siglas en el Congreso, que malo será que alguna no le apoye a cambio de lo que sea: de entrar en la Comisión de Secretos Oficiales, por ejemplo.
Y Sánchez tiene, además, la fortuna de que el discurso de que se abren los secretos de Estado a los enemigos del Estado parece un discurso reaccionario y un poco facha. Y eso hace que, en efecto, tener a Bildu de compadre sea indiferente en las urnas. Los que están en contra nunca votaron ni votarán al PSOE. Los que están a favor, están a favor, no hay que darle más vueltas, y nunca votarán al PP. De eso vive y con eso se mantiene el sanchismo.
El Estado se deteriora en estas simplistas estrategias; pero el diagnóstico lo hizo el diputado Jaime de Olano: aquí se trata de proteger al gobierno aunque se desproteja al Estado. Y así nos va.