Pues no te diría que no. De momento, llevamos algo así como treinta años, es decir, treinta aniversarios, primero sugiriendo, después proponiendo, a continuación pidiendo y más tarde reclamando reformas en la Carta Magna.
Este año el ritual viene acompañado además por datos: parece que hay consenso en que más del 70 por ciento de la sociedad está por la reforma. Y cuando más alta está esa demanda social, es cuando Sánchez se parece más a Rajoy, se vuelve más partidario de mantenerla y de elevarla a la sublime categoría de luz que ilumina su camino. ¿Es por llevar la contraria? No. Es que conoce las posiciones de los partidos, singularmente de sus socios, y llega a la conclusión de que sería una locura abrir ese melón.
Si cede a eso que dices que hoy piden los nacionalistas, autodeterminación y república, el desastre está asegurado.Si no cede, se enfrenta a ellos y pierde el Gobierno. La trampa perfecta. Sánchez tiene que salir de esa celada como sea y la vía eficaz es pasar este día proclamando la Constitución como el bien supremo.
Y como lo mismo le pasará el año que viene, y lo mismo le ocurrirá a su sucesor y al sucesor de su sucesor, salvo que se llame Iglesias, Otegi o Rufián, es perfectamente posible lo que planteas, Alsina: que sigamos 40 años así. Y me empiezan a parecer pocos. He aquí cómo los grandes críticos de la Constitución se convierten en sus grandes garantes. Porque en este ambiente no es posible la reforma ni cristo que la fundó.