En la descripción tan realista que acabas de hacer falta un pequeño detalle: cómo está el que puede disolver las Cámaras y convocar elecciones, que se llama Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Y yo, francamente, no lo veo muy acorralado. Tiene todas las crisis del mundo, peromaneja el gobierno con soltura, la oposición no le mete en apuros y la polarización entre Podemos y Vox, con un Ciudadanos que se despedaza y un PP que no acaba de remontar, le dejan en un placentero espacio de centralidad.
Si encima Tezanos le envía cada mes el recado de que va bien, no pierde intención de voto, crece un poquito y se distancia de Casado, no hay razones para que el héroe de la resistencia deje de resistir. Hombre, si no sabemos lo que ocurrirá dentro de cinco minutos en la política enloquecida de este país, menos vamos a saber lo que ocurrirá dentro de una semana y no digamos dentro de un mes y no digamos dentro de un año.
Pero mis cuentas son estas: si nada falla, este año 2021, será el año de la vacunación; 2022, el de la recuperación visible; 2023, el año en que se hablará de crecimiento. Y mientras tanto, el maná de los miles de millones de los Fondos Europeos. Y lo último, que la Comisión aconseja gastar mucho y sin miedo hasta el 2023. Y el 2023 Pedro Sánchez será presidente por turno de la Unión. Y ese 2023 es el año electoral. Resistir, querido Alsina, es aguantar como sea hasta 2023. Es que parece un calendario a la medida de Sánchez y su necesidad.