Como en el verso aquel, que parece de un gallego, “no te diré ni que sí, ni que no”. Si te digo que sí, estaré reduciendo a interés partidista una información a la que el país tiene derecho. Y esa información se refiere nada menos que al calendario de vacunación, imprescindible para la salud, la economía y la tranquilidad social.
Pero, si te digo que no, estaré desconociendo el gen que distingue al señor Sánchez, que no da puntada sin hilo electoral. O sea, que Sánchez cumplió su obligación informativa, pero con el ojo puesto en Madrid, para intentar quitar a Ayuso su aureola de defensora de los intereses económicos de la Comunidad, precisamente frente a Sánchez. El truco es decir: hemos sufrido mucho, pero gracias a mí ya tocamos la nueva normalidad y el final de la pesadilla.
Añado: la vacunación figura en la hoja de ruta del presidente como obligación de gobernante, faltaría más, pero también como parte esencial de su estrategia. Por eso viene proclamando el año 2021 como el Año de la Vacunación. Solo le falta decir “Año Santo de la Vacunación”. Si falla por lo que sea, será su fracaso. Pero si acierta porque las vacunas llegarán a decenas de millones y sobrarán como dice el doctor Simón, será su pasaporte, no solo para saltar el obstáculo de Madrid, sino para caminar decididamente hacia las elecciones de 2023, con un 2022 por medio que será de mejora económica. Esa es su estrategia. Y la estrategia en política es siempre electoral.