¡Por Dios, director! ¿Cómo voy a acusar al Gobierno más social de la historia de hacer ilusionismo? ¿Cómo voy a prestarme a desengañar a la buena gente de izquierda, que celebra que se meta mano al capitalismo feroz de la especulación? ¿Cómo voy a censurar la cultura del bono, si el bono siempre ha sido un instrumento electoral (“un bono, un voto”), y ahora faltan dos años para las elecciones?
En todo caso, habrá que alabar y alabo la previsión del Gobierno que se adelanta y tiene dos años de siembra, y no la precipitación del cheque bebé de Zapatero. Los porcentajes que has dado, querido Alsina, no se pueden reducir a ilusionismo. Es magia, y magia de altura. Magia de cuando existían los magos de verdad y los alquimistas. Incluso, Dios me perdone, son milagros que recuerdan el de los panes y los peces: nada por aquí, un 15 por ciento del alquiler intervenido, y hay quien dice que esto es Venezuela y el PP se subleva y monta la mundial. Nada por allá, pero hay millón y medio de empresas y solo 12.000 van a pagar el mínimo del 15 por ciento, pero el golpe al capitalismo es la revolución del siglo y el instrumento que aporta a la lucha por la justicia distributiva.
Y el bono de los 18 años: ¡qué bienvenida de altura a la mayoría de edad! ¡Qué prodigio de revolución cultural!¡Qué magia de un Gobierno mágico! Al Consejo de Ministros y Ministras habrá que llamarle Consejo de Magos y Magas. Ahora entiendo por que son secretas sus deliberaciones.