Vaya por delante una convicción personal: la petición de la Fiscalía de que se archiven las querellas contra el gobierno me parece correcta. Si es cierto lo que alega el ministerio público, que son indeterminadas, difusas y genéricas, su mejor destino es que no prosperen.
Supongo, además, que es muy difícil demostrar que los evidentes errores y fallos en la gestión de la pandemia hayan sido delitos. Eso, desde el punto de vista jurídico. Desde el punto de vista político, si se procesa a un gobernante por ineficacia o imprevisión, no quedaría un ministro, ni un director general inocente, hablemos de la pandemia, de Educación o de obras públicas.
Los delitos tienen un cauce y un trámite; los errores e impericias, otro distinto. Ahora bien: la pregunta que me haces, sobre las sombras que hay sobre la Fiscal General es pertinente. Estamos observando que cada iniciativa de los fiscales que beneficia al gobierno, al PSOE o a Podemos es digna de sospecha. Hoy mismo se puede leer en prensa que la Fiscalía sale en auxilio del gobierno por estas querellas.
Y eso, naturalmente, tiene una justificación: el origen político de Dolores Delgado. Si ha sido ministra y diputada de un partido, no existe la presunción de imparcialidad. Y eso es muy malo para la Justicia. Es, por tanto, perjudicial para el Estado de Derecho. Es nocivo para la confianza en las instituciones. Y lo malo es que se advirtió desde su nombramiento. Pero al señor Sánchez no le interesó escuchar.