Y más que el ministro del Interior, la parte más feminista del Ejecutivo, que es un auténtico poder. ¿Y por qué le alarma tanto como para cesar a un policía judicial que obedeció una orden judicial? Yo veo seis razones.
Primera, porque siente pánico ante la posibilidad de que se confirme que la manifestación del 8 de marzo haya sido un foco de contagio, como denuncia la oposición y niega el gobierno Sánchez.
Segunda, porque hubo informes que aconsejaban no permitir esa manifestación, dado que era un factor de riesgo, a pesar de que ahora el doctor Simón diga que ha sido muy marginal. Tercera, porque si se demuestra eso, habrá que exigir responsabilidades políticas y lo peor: alguien deberá cargar con la irresponsabilidad de haberla permitido o de haber instado a ignorar las advertencias y ese alguien puede estar muy alto en el gabinete.
Cuarta, porque la llamada al delegado del gobierno en Madrid como investigado abre una crisis política que sobrepasa a su persona. Quinta, porque se puede poner en duda la solidez y el prestigio del doctor Simón y del ministro Illa, que han sido los guías de toda la pandemia. Y sexta, que resume lo anterior, porque del informe de Pérez de los Cobos se puede desprender lo que más teme el Ejecutivo: ser el primer responsable de la extensión del virus por imprevisión, por dejación o simplemente por debilidad.