No se consulta a las bases para desobedecerlas y hacer lo contrario de lo que dicen. A partir de ahí, el problema es de Sánchez. Sánchez y sus portavoces se hartaron de repetir que no quieren coalición, que lo máximo que pueden ceder son ministerios para personas propuestas por Iglesias, pero sin gran significación política.
Iglesias busca blanquear su aspiración con el recurso democrático del voto de las bases. Plantea un referéndum para condicionar la decisión de Sánchez. Pero si Sánchez considera la consulta y su resultado como una presión intolerable, como un trágala, como una bomba no avisada, o como una imposición rayana en la humillación, --que me parece que en eso anda--, lo que resultará imposible es el pacto mismo.
Lo de menos ya son los ministerios. Es el pacto mismo, insisto, el que se pone en peligro. Consultar a las bases es un acto impecablemente democrático. Pero si una de las opciones es un trágala para la otra parte del acuerdo, se convierte en una carga de dinamita, porque lo que entra en juego es la dignidad, palabra mayor.