Me pides una tesis que no sé si cabe en un minuto, pero lo intento. Hay que mirar partido por partido. Ciudadanos pagó lo más injusto, que es no haberse presentado a la investidura en 2017. No hubiera sido conseguido ni llegar a defenderla, porque el presidente del Parlamento la encomienda a quien tenga posibilidad de ganarla, pero la gente quería ese gesto. Al renunciar, fabricó su caída. Esa crítica ha sido constante y por durar tanto se convirtió en demoledora.
El PP, teniendo también un buen candidato, no consiguió elaborar un discurso ilusionante. Volvió a caer en el partido del "no", y, como alguien dijo, no se gana a las gentes ofreciéndoles aceite de ricino. Ambos partidos no cayeron ante Vox, no se haga ilusiones el señor Abascal. Cayeron ante Illa y el PSC, que consiguió agrupar el voto españolista.
Ni Ciudadanos ni PP consiguieron trasladar a la sociedad para qué servía su voto, y si el votante no sabe para qué sirve su voto, termina quedándose en casa o dándoselo al partido más útil. Vox no es que suscite más confianza o haya conseguido más sentido de la utilidad. Es que estaba allí con las redes desplegadas y cayeron en esas redes los que nunca votarán a un socialista, los que quieren emitir un voto de cabreo y los que entienden que políticos que se confiesan de centro o se esfuerzan en parecer de centro no son de fiar. El resto se lo regalaron las encuestas, que actuaron como grandes propagandistas de las posibilidades de Vox.