Beneficiar, lo que se dice beneficiar, quizá solo beneficie a los contrarios a ese pacto.
Por lo menos, pueden mantener la esperanza de que no habrá acuerdo con independentistas, aunque el precio sea ir a terceras elecciones, perspectiva que no disgusta al Partido Popular ni a Vox, que se crece en el disturbio y la influencia separatista.
Y quizá tampoco a Esquerra. Los perjudicados son legión. Por empezar con algo, el propio país, que está entre paralizado y temeroso por lo que pueda salir de ahí.
Para seguir, los medios informativos, atrapados en esa red y en sus páginas y minutos políticos no se habla de otra cosa. Se extiende una sombra de riesgo sobre la clase política, sobre todo el señor Sánchez, incapaz de tejer una alternativa, la alternativa constitucionalista, si le falla el acuerdo con Esquerra.
Y las más perjudicadas son las instituciones. La parlamentaria, porque todo se hace a sus espaldas y el Congreso es un espacio mudo, que se limitará a aceptar lo que le venga de fuera.
La judicial, castigada por la Justicia europea y ahora sometida a un zarandeo sin precedentes y con tentaciones clarísimas de condicionar sus decisiones a intereses y manejos políticos coyunturales.
Y, finalmente, la Abogacía General del Estado, que, después de tantos manejos y condiciones de independentistas y gobernantes, sufre una erosión que le resta credibilidad. Querido Alsina, el catálogo de perjudicados es grande por número e inquietante por su calidad.