En una negociación como esta, a la oposición –entiéndase el Partido Popular—le corresponde ser inteligente. Me explico: el PP tiene la esperanza de que Europa meta una cuña en el gobierno. ¿Cómo? Poniendo condiciones tan duras o tan capitalistas ortodoxas para conceder las ayudas, que contradigan el programa de la coalición, no sean aceptables para Unidas Podemos y eso provoque grandes tensiones en el Ejecutivo. Todo lo que sea deterioro del gobierno es bueno para la oposición.
Ante ello, es facilísimo cometer un error: sumarse a la posición del Partido Popular Europeo a favor de esa dureza. Digo que es un error, porque se lo pone muy fácil a Pablo Iglesias para acusar de traición al equipo del señor Casado. Traición es actuar contra los intereses de España en los foros internacionales. ¿Y qué es lo inteligente? Dejar que sean otros los que hagan el trabajo sucio para el desgaste del gobierno. Es que ya lo van a hacer, no hace falta quemarse en eso, y lo comprobaremos hoy.
Nadie da esas cantidades inmensas de dinero sin pedir nada a cambio. Además, la forma de que cedan los halcones como Holanda es garantizarles una rentabilidad no solo económica, sino política; es decir, ideológica. La conclusión es que, si las condiciones que puede imponer Europa coinciden con la ideología de la oposición, dejen hacer a Europa. Lo torpe es permitir que sus hechos o palabras sean entendidas como un egoísmo de partido por encima del interés nacional.
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