Como una pelea de carneros. Pero, como los carneros son políticos y se supone que los políticos piensan y traman, añaden a la embestida su dosis de trampa y presión. Sobre todo, por parte del presidente. La prohibición de que el Consejo del Poder Judicial no pueda hacer nombramientos desde que cumple su mandato no es una norma racional, porque no se puede paralizar la Justicia ni siquiera de forma marcial.
Si no es racional, ¿qué es? Un mensaje al PP, una presión, casi un chantaje: si no cede, se desactiva el Consejo y se produce esa parálisis en algunos ámbitos judiciales. Y Pedro Sánchez hace su llamada a Pablo Casado justo cuando eso se empieza a tramitar en el Congreso.
Es como una llamada de último recurso, de último minuto: estás a tiempo, Pablo, de impedirlo. Solo tienes que decir que sí a la renovación que se te propone con la participación de Podemos y con la admisión de tres vocales propuestos por Podemos. Empieza la cuenta atrás: diez, nueve, ocho, uno, cero. ¿No lo has querido? Se acabaron los nombramientos de jueces. Y así, añado yo, podemos estar eternamente.
Ahora se fijan en las elecciones catalanas, como si fuese una meta volante, para seguir pedaleando después. Sánchez tiene sus compromisos con Podemos y no tiene más remedio que cumplirlos porque peligra su presidencia, Casado tiene la fuerza del veto y entiende que Podemos es un peligro para la independencia de la Justicia. Y así pueden estar eternamente. Pelea de carneros.