Pero no lo hay. Ahí tenemos al presidente de Murcia que denuncia que Sánchez "asfixia a los murcianos, mientras hay dinero para Cataluña". Y eso, agravado por dos circunstancias: la primera, la opinión de que en Cataluña se pretende tapar con dinero la autodeterminación. La segunda, el temor, por ejemplo de Núñez Feijoo, de que a las autonomías se les niega el pago de una deuda para financiar el gasto social en que se ha metido el gobierno.
Y en este punto es preciso decir lo siguiente: el pago del porcentaje del IVA de 2017 (unos 2.500 millones) no es un capricho. Es una parte de la financiación del sistema autonómico previsto por la ley. Negarlo es incumplir la legislación. Alegar, como alega Hacienda, que ha prescrito requiere mayor explicación, porque una deuda del Estado no puede prescribir.
Y tampoco es una cuestión de pugna entre el PSOE y el PP, porque las comunidades socialistas también están dispuestas a llegar a los tribunales en su reclamación. Conclusión: séase generoso con Cataluña si hay que serlo. Pero séase justo con las demás comunidades, que han cumplido sus deberes, reclaman lo suyo y es un dinero ya recaudado. De todos estos episodios no puede quedar la sensación de que se castiga a los leales y se premia la deslealtad.
