Este Gobierno que hizo de la transparencia su bandera ahora hace ostentación de oscurantismo. Hemos pasado de los lindos propósitos al misterio y a que el ciudadano juegue al divertido juego de la adivinanza. Si se le pregunta a Carmen Calvo, dice que fue una decisión acertada, y punto. Si se pregunta al ministro de Justicia tomen nota de la respuesta: "En la mente de todos están toda una serie de circunstancias y variables que podrían cuestionar cosas". Bingo, ministro.
Si me gusta es por lo bien que se expresa. Tiene razón: si todos conocemos la serie de circunstancias, ¿para qué la redundancia de repetir lo que sabemos? Tampoco es manca la segunda explicación de Juan Carlos Campo: este Gobierno protector quiere proteger la monarquía. Debe ser que la monarquía se hunde si el Rey viaja a Barcelona.
Permítame el ministro que le pregunte si se protege haciendo que Torra y compañía saquen hoy pecho diciendo: "hemos echado al Rey de España de Cataluña, ya no puede venir por aquí". Disfruta el Gobierno con este ejercicio de negar información para que funcione el rigor del rumor y la especulación, esos canales donde se ahoga la verdad.
Disfruta con el misterio, para darle al ejecutivo ese aire de magia con el que sueña el poder y ese mensaje de quién manda aquí y quién tiene el monopolio de la información. Yo solo digo que si algo no se puede explicar, es que no tiene explicación.