Para la respuesta diré que eso depende de la sensibilidad real y de las demandas que perciba de la opinión pública. A nadie molestaría que hiciese una referencia al último y muy sensible conflicto en la Familia, que no es pequeño.
Pero tiene un problema: que ambos mensajes se diluyan, se sobrepongan, uno tape al otro y el discurso de Felipe VI pierda toda eficacia popular. Si el monarca hablará después de reunirse con los ministros del cuartel general del virus, el guion manda atenerse a eso.
Del virus de la Corona se habló en el comunicado del domingo y creo que ha sido bastante expresivo como cortafuegos, como repudio y como proclamación de transparencia y honradez. Por lo tanto, aunque nada sobre, si a este cronista le consultaran desde La Zarzuela, se atendría a dos consejas o principios populares.
Primero: o estamos a setas o estamos a Rolex. Si estamos a setas, de setas se habla. Este será un discurso excepcional sobre un grave asunto concreto y también excepcional. No es un mensaje de Navidad donde cabe todo y se hace balance de un año. Al Rey se le pide que rubrique la acción de su gobierno y transmita esperanza y fortaleza a la sociedad.
El segundo es el consejo que nos dan cuando vamos de copas, aunque sea una pésima comparación: no es conveniente mezclar. Setas o Rolex y no mezclar parece en principio una correcta recomendación.