Madrid |
Y necesito creer que dice la verdad, porque si no la dice, la situación es mucho más grave. Me explico: si Ábalos miente, miente también quien le respalda y quien le respalda es el presidente del gobierno, que dijo: "Ábalos hizo lo que pudo para evitar una crisis diplomática y lo logró". Una mentira en boca del presidente sería bastante para empezar a pedir su dimisión. Por eso necesito creer la última versión del ministro.
Me preguntas también por la relevancia del episodio Guaidó. Es muy grande. Es una cuestión ideológica, pero es mucho más. Pedro Sánchez cambió por su cuenta la política con Venezuela sin dar la menor explicación al país. Echó por tierra el liderazgo europeo que había ganado. Suscitó dudas sobre su dependencia de Podemos, que llegó a calificar la proclamación de Guaidó como golpe de estado e Iglesias limitó su trascendencia a ser un líder destacado de la oposición.
Y facilitó la ruptura del consenso con un PP y un Ciudadanos que aprovecharon la crisis en su beneficio, se apropiaron descaradamente de la figura de Guaidó y abrieron una grieta en la diplomacia. Se mire por dónde se mire, han sido unos días manifiestamente aciagos para este país y su política exterior.