Pero se equivoca al dar la impresión de que no existe o no actúa. Quizá le falte el discurso a la nación que vaya más allá del envío de policías y muestre autoridad, esperanza y categoría de hombre de Estado ante la más grave crisis que sufre la nación. Sánchez acertó al llamar a Casado, Rivera e Iglesias a su despacho, pero se está equivocando al no tratar de mantener la unidad de los partidos constitucionalistas, que ya están tan divididos como los independentistas.
Sánchez acierta al no promover medidas excepcionales como la Ley de Seguridad Nacional o el 155, porque no se dan las circunstancias delictivas que las justificarían. Pero se equivoca al no salir a explicar personalmente su negativa, porque le comen el terreno quienes proponen una respuesta de dureza, y eso se empieza a notar en las encuestas.
Y, por encima de todo eso, quiero resaltar el gran acierto de Sánchez: promueve una política de moderación, cuando menos de cautela, cuando menos de sujeción a la letra de la ley. Y acierta Grande Marlaska al diferenciar orden público y desafío constitucional.