¿La imagen del gobierno? La de mantente mientras puedas. Calviño es una mujer que, como sabe de qué habla, transmite alguna tranquilidad, como si tuviese recursos para salvar la economía.
Sánchez tiene y dice el sermón de las tres palabras: tiempo, calma y unidad. Y sus enemigos son precisamente esas tres palabras: el tiempo, porque nadie sabe cuánto pueden durar epidemia y secuelas; la calma, porque la hacen perder los datos de infección y muerte, y la unidad, porque la oposición le regala el sí, pero desde el aviso de exigirle responsabilidades. Incluso penales.
El señor Sánchez está satisfecho de la dureza de sus medidas, pero tiene que anotar que en el Congreso y fuera del Congreso apareció otra palabra que es una carcoma para cualquier gobierno: negligencia. Pero voy a ser compasivo con él: le faltó eficacia y rapidez en la gestión. Es hombre más de estrategias que de obras.
Pero consiguió lo que quería. Puede decir que no está solo, aunque la unidad amanezca hoy más quebrada que ayer. Y el veredicto final lo darán los resultados. Si se vence pronto al virus, poco importan las críticas de anoche. Como no se venza pronto, no hay Dios que le libre de responsabilidad.
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