Fernando Ónega: "Para Sánchez cerrar con unanimidad el estado de alarma sería como una beatificación"
Fernando Ónega analiza el último decreto del Gobierno sobre las recomendaciones que hay que seguir para evitar los contagios del coronavirus.
Miré lo que se publica del decreto, y no encontré nada que merezca una descalificación. En realidad, no sé por que le llaman decreto, ya que podía quedarse en una serie de recomendaciones que el señor presidente podría hacer en la última de sus homilías dominicales.
Normas, lo que se dice normas, hay dos: usar la mascarilla bajo multa y mantener la distancia de seguridad de metro y medio. La gran negociación del gobierno y Ciudadanos ha consistido en discutir si dos metros o metro y medio y, para ganar el voto de Arrimadas, el gobierno hizo la gran concesión: hale, pues metro y medio y no se hable más.
El resto, como digo, son inocentes consejos con un resumen final de parte del Estado: cuídate tú, contribuyente, que la contención del virus depende de ti; vigilad, autonomías, los rebrotes, no la vayamos a fastidiar; cuidad todos la higiene; seguid lavándoos las manos; no os amontonéis en el transporte; pensad que el roce crea el cariño, pero también los contagios; sed prudentes y precavidos, que el virus sigue ahí, y tú, empresario, vete aumentando el tamaño de la oficina y el taller para apartar el peligro de tus trabajadores.
¿Algo que oponer a tan beatíficas intenciones? No me extraña que Pedro Sánchez sueñe con el voto del PP. Si el PP se opone, será por llevar la contraria. Y para Sánchez… Para Sánchez, Nueva Normalidad, Nueva Unanimidad. Cerrar con unanimidad el estado de alarma sería eso que llaman broche de oro. Algo así como una beatificación.
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