Aquí tienen ustedes a Alsina consultando la bola de cristal del futurólogo. Como planteando al profeta: dime, oh sapientísimo meigo de la Galicia profunda qué debemos esperar. Y el meigo, seducido por el reclamo sanchista de la unidad y la resiliencia, repasa los antecedentes de su big data y pronostica: depende de quién y de qué hablemos.
Si hablamos de Casado,no dará ni agua al presidente en materia de Presupuestos. Y menos, desde que las cuentas son consensuadas con Iglesias. Y mucho menos, si Iglesias se sale con la suya de subir los impuestos. Para que no parezca una ocasión perdida, quizá acuerden abrir un diálogo sobre los pactos sanitario y de recuperación que Casado lleva en su hatillo. Será una forma de salvar la cara, de que el presidente no reciba un "no es no" y Casado no quede como intransigente.
Si hablamos de Arrimadas, es posible que se consolide el comienzo de una gran amistad, porque Sánchez la necesita y Ciudadanos busca ser influyente aunque tenga a Iglesias en la mesa: un matrimonio de conveniencia.
El meigo se conforma con poco. Se conforma con que se rompa el silencio cortante y la agresividad fratricida entre las dos cabezas del poder y la oposición. Se conforma con que visitantes y anfitrión no hagan trampas. Y cree que para Sánchez sería un éxito arrancarle a Casado la abstención en los Presupuestos. La abstención, porque el sí no entra ni en la mejor ensoñación.