Tenía miedo a que Ciudadanos fallase y se buscó un colchón de seguridad a un precio carísimo, pero salvaba la emergencia. Después Ciudadanos no falló, pero no hubo redaños para frenar el acuerdo con Bildu.
Hay otra explicación ingenua, y es pensar que no ocurriría nada, porque tumbar la reforma laboral ya figuraba en el pacto de coalición y al fin y al cabo este país lo traga todo. Y hay la explicación de la ineptitud y la torpeza, que se impone sobre las demás. Ineptitud y torpeza es proponer la contrarreforma laboral íntegra, que espanta a los inversores justo cuando el país se expone a una crisis económica sin precedentes.
Ineptitud es no saber valorar lo que supone un acuerdo con un partido que es legal, pero tiene los antecedentes que tiene y no busca precisamente la solidez de España. La prueba es que el propio Sánchez había prometido que jamás pactaría con Bildu y hacerlo devalúa infinitamente el valor de su palabra. Y solemne torpeza es negociar un pacto contra natura, a espaldas de los miembros del gobierno, a espaldas del Partido Socialista y a espaldas de los agentes sociales, en una actitud oscurantista y dolosa. Que la responsable de la política económica, Nadia Calviño, se entere después del desaguisado, da idea del descontrol de la dirección del gobierno. E inquieta que sea ella, solamente ella, la única que demuestra valentía y sentido común.