Madrid |
Para ser todavía más justo, diré que logró auténticos prodigios. El primero, atraer al gobierno a quien días antes le quitaba el sueño. Su próximo libro no será sobre la resistencia, sino sobre el arte de negociar, que tiene mucho de seducir y a veces algo de embaucar.
Sus trucos son sencillos, pero hay que saber hacerlos. Hay que conocer la necesidad del otro para llevarlo al huerto. Hay que estar dispuesto a concesiones que no afecten a su poder, aunque afecten a la integridad del Estado y las Instituciones. Hay que tener el arte de dar la razón a la parte contratada y si después hay que cambiar, se cambia porque cambiaron las circunstancias. Hay que ser voluble, sin aparentar debilidad.
Y hay que tener cuajo para pactar una cosa con el PNV y la contraria con Ciudadanos. Después se explica y ya está, pero hay que saber explicarlo. Con esas cualidades se construye un gran negociador y se ganan batallas cuando se está muerto. Sánchez es el nuevo Cid Campeador de la negociación. Si algún día le apeteciera seducir al PP, España sería Alemania. Pero hay un inconveniente: Sánchez no es alemán.