Vamos por partes. El silencio de Sánchez y compañeros socialistas tiene dos fáciles explicaciones. Una, que quizá nadie les preguntó, lo cual espero que deje de ser así mañana en la sesión de control. Y otra, que no tienen nada que decir en defensa de su socio de gobierno. Y si no tienen nada que decir en su defensa, el silencio es la mejor forma de expresión. Ante todo, salvar la unidad de la coalición.
Respecto a Pablo Iglesias, fue preguntado por García Egea en el Congreso y respondió aquello de "si tiene algo que denunciar, vaya al juzgado". Lo criticable del vicepresidente no es que calle, que está en su derecho, sino que está como desaparecido para no caer en la tentación de ningún micrófono. Y en estos casos, el silencio, lo siento mucho, pero tiene muy mala interpretación. Suele ser una huida. Suele ser un refugio. Suele ser miedo a empeorar las cosas. Dejémoslo en miedo. Suavicemos los términos y dejémoslo en prevención.
Hay cosas difícilmente explicables como el uso de las cloacas cuando son inventadas. Hay aspectos de absoluta contundencia como la dicha por el juez: "si una tarjeta no es mía, la devuelvo". Y hay un asunto que se le fue de las manos al señor Iglesias, que son las filtraciones de un fiscal, y ahora juega contra él, porque suena a amiguismo y trato preferencial. Como yo creo que el señor Iglesias tiene también derecho a la presunción de inocencia, lo dejo ahí.