Madrid |
Pactar los Presupuestos del Estado con los enemigos del Estado le puede dar mucha estabilidad al señor Sánchez, pero al Estado lo mete en una profunda inestabilidad. Es el momento de recordar lo que Lambán dijo aquí hace dos días sobre Esquerra: le parecía inquietante.
Hoy, ver a Bildu integrado en el bloque de apoyole tiene que parecer preocupante. Y escuchar a Pablo Iglesias que esa alianza es el "bloque de dirección del Estado" le tiene que parecer alarmante. A mí, igual o peor. No voy a repetir por manido eso de que Bildu nunca condenó los crímenes. Digo simplemente que Sánchez tenía que elegir entre el apoyo de moderados como Ciudadanos y el apoyo de los excluyentes y eligió a los segundos.
Si lo hizo por propia voluntad, ya sabemos a qué atenernos: se quitó el disfraz. Si se lo impuso Iglesias, ya sabemos quién manda aquí. Y ese que manda consiguió reunir para la dirección del Estado, no a Frankenstein, sino un Superfrankenstein con lo más granado: populistas, republicanos, dinamiteros del sistema constitucional, independentistas y rescoldos del viejo terrorismo.
Ese es el frente de apoyo a Sánchez con ambición de ocupar el poder largo tiempo. ¿Y qué lo distingue? Es, como digo, excluyente. Es frentista por definición. Desprecia la idea de España y sus símbolos. Es un almacén de odios y deseos de revancha. Y solo a los suyos puede tranquilizar que el vínculo que los une sea desmontar el sistema que nos dio 40 años de libertad y prosperidad.