Madrid |
Si yo fuese de Podemos, celebraría en público la entrada en el gabinete, pero con alguna reserva en privado: Sánchez se la jugó y amplió su equipo, con lo cual el podemismo se quedó con cinco carteras frente a 17 más el presidente, lo cual dista mucho de la proporcionalidad que pedía Pablo Iglesias.
Y, ya que me pides una impresión personal, diré que no me intriga la convivencia de la coalición, porque nadie querrá romperla. Pero sí me intriga cómo va a convivir la parte del gobierno que quiere un paraíso social con la parte que está en el realismo económico. Es decir, lo que representa Iglesias con lo que representan Calviño y Escrivá. Pablo y los suyos traen las banderas de la igualdad y protección para todos. Calviño y el ministro Escrivá, el realismo de las cuentas.
Unos quieren pensiones subidas ligadas al IPC, y además en la Constitución, Escrivá sostuvo que para esa subida hacen falta otras alternativas y aumentar la edad de jubilación y el periodo de cómputo. Ese será el choque. Y la sumisión al independentismo no está en la lista, sino en los Presupuestos. No habrá Presupuestos sin el voto de Esquerra y Esquerra no lo dará si no hay logros en la mesa de negociación. Es, por tanto, un gobierno potable, pero de incierto futuro. Depende de su capacidad y de sus márgenes para esa negociación.