Madrid |
Después, cuando Aznar era presidente, el Conde de Godó lo visitó en La Moncloa y le propuso la doble capitalidad y Aznar le contestó: "No entiendo esa pretensión de Barcelona de ser la otra capital de España", y no se habló más.
Y hoy, el director de La Vanguardia, que estaba en ese encuentro, piensa que fue un error de Aznar. "Ni hubiese tenido esa idea de bicapitalidad, dice, no existirían algunas de las tensiones actuales". O sea, que la idea lleva tiempo por ahí, pero unos no la quieren, otros no la ven y yo no sé cómo se puede hacer. ¿Repartiendo ministerios, quizá? ¿Repartiendo instituciones? ¿Con el Rey y el presidente despachando tres días en una ciudad y tres días en la otra?
Es una entretenida utopía que el señor Valls tiene que desarrollar. Personalmente entiendo que lo que tienen que hacer las dos ciudades es darse cuenta del potencial que tienen como marcas globales, afrontar los problemas comunes y ponerse a colaborar.
Si lo hacen y se dejan de miserias, son una potencia mundial. Pero no nos engañemos: están los tiempos como para decirle a Torra o a Junqueras que Barcelona no es la capital de la nación catalana y pasa a ser la otra capital de España, mano a mano con Madrid.