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Fernando Ónega: "La unidad hay que trabajarla y no parece que se haya trabajado mucho"

Fernando Ónega analiza en Más de uno la conferencia 'España puede.Recuperación, Transformación, Resiliencia', que pronunció en la Casa de América de Madrid.

Fernando Ónega

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Como Sánchez solo prometió una legislatura larga y estable y se limitó a pedir unidad, no hay por qué negarle credibilidad. ¿Por qué no creerle cuando reclama que no se deje solo al gobierno ante el "mayor reto del siglo"? Todos juntos respaldando al jefe es el sueño de todos los presidentes que en el mundo han sido, dictadores o demócratas.

Lo que ocurre es que hay que decir para qué, para qué políticas concretas se reclama ese apoyo. Si no se dice, parece que se pide un cheque en blanco, un déjeme hacer, porque, como es infalible, todos los partidos, agentes sociales y administraciones estarán con usted, que lo exige el patriotismo. Las mieles del poder se comparten con Podemos y el resto es un coro que aplaude como si fuese el Ibex.

La oposición rendida, porque el momento del país es dramático y hace falta arrimar el hombro. Demasiado utópico para ser posible. La unidad significa compartir poder y soluciones, aceptar ideas del adversario, y de eso nada se dijo, salvo una vaga referencia al "tiempo de acuerdos". La unidad, en definitiva, hay que trabajarla y no parece que se haya trabajado mucho cuando se llevan cuatro meses sin hablar con el líder de la oposición.

En resumen: más concreción, más voluntad de abrirse a ideas ajenas, más generosidad en el diálogo. Esas serían las condiciones para hacer realidad el sueño presidencial. Por lo demás, a la factoría Redondo le salió un discurso bonito, a medio camino entre el mitin y el fervorín.