EL GALLO ZUMBÓN

Rafa Latorre: El farol y las elecciones

La palabra vocero, que nos llega de Hispanoamérica, es muchas más precisa que las que aquí manejamos. Leo en 'El País' a varios voceros del independentismo decir que… bueno… que quién iba a pensar que esto del procés llegaría tan lejos. Esto es de un cinismo exquisito y muy extendido, no solo en el universo indepe. El que haya tanta gente que pensara que podría forzarse una negociación bajo la amenaza del apocalipsis es otra de las razones por las que la encuestas que estamos conociendo no sirven de nada.

ondacero.es

Madrid |

Cataluña se enfrenta a la campaña más anómala de todas las que se han vivido en España desde la instauración de la democracia. Partiendo del hecho de que no la ha convocado quien debería haberla convocado y siguiendo por el hecho de que la independencia ya no promete prosperidad sino sacrificio. Este es un salto notable, el camino conducía hace cinco años a Ítaca y hoy nos hablan de Srebenica.

Al final la victoria está en el dilema entre víctimas y victimarios. El resto a estas alturas casi parece secundario. El otro día escuchaba enternecido a la coordinadora general del PDecat, Marta Pascal. Proclamaba la candidatura de Carles Puigdemont con el mismo énfasis con el que hasta hace dos semanas le buscaba un susituto. La única virtud electoral del Puigdemont de hoy es la condición de víctima. Serán sus rivales quienes deban demostrar que es un victimario.

¿Y si ganan? Bueno, pues si ganan felicitaciones y el mejor de los deseos para reconducir esta lamentable situación. Lo bueno que ha tenido el procés es que ha fijado el perímetro que delimita la actuación de un gobierno democrático. Todo lo demás es 155.