Rafa Latorre analiza en Más de uno la retirada de la reforma del sistema de elección del CGPJ, exigida por Bruselas. Asegura que el amor propio es una cuestión muy antigua, antiquísima, demodé, que incluso llevó a la dimisión de José Luis Corcuera. "Hoy incluso se lleva con gallardía, hasta que la Unión Europea te tumbe una iniciativa legislativa por antidemocrática, que tal es lo que ha ocurrido con la reforma del sistema de elección de los jueces", comenta.
Explica que lo de elegir los magistrados del CGPJ por mayoría absoluta "nos alejaba un poquito de lo que llamamos los países de nuestro entorno" y considera que hay algo bastante preocupante en lo ocurrido: "Es un síntoma de lo endebles que son los contrapoderes en España, que tiene que 'bruselizar' cuitas nacionales para que haya una solución". Comenta que esta reacción de la Unión Europea tiene tres consecuencias por orden ascendente, pues obliga a retirar la reforma, empuja a PSOE y a PP para que regresen a la mesa de negociación y urge a presentar otra reforma por la que la mitad de los magistrados del órgano del Gobierno de los jueces sea elegida por los propios jueces.
Acusa al ministro Campo de "cínico" por señalar la responsabilidad de los grupos parlamentarios. Sin embargo, recuerda que este patinazo del Gobierno puede tener un inesperado efecto benefactor porque "España puede alcanzar una mayor independencia judicial por la paradójica vía de querer limitarla". Admite que es muy alentador que la Unión Europea siga conservando un decidido pulso democratizador. "Lo que es deprimente es todo lo que España necesita todavía el impulso, porque esta vez, sí, España fue el problema y Europa la solución", concluye.