Rafa Latorre reflexiona en Más de uno sobre la llegada de la quinta ola y el aumento de contagios entre los más jóvenes por la falta de percepción del riesgo. Asegura que hay dos formas de afrontar esta quinta ola: "ponerse fariseo y moralizar sobre las costumbres de los jóvenes, lo cual tendrás la recompensa íntima de la levitación moral, o afrontar la realidad de que va ser muy difícil imponer desde ya en los jóvenes una percepción del riesgo".
Recuerda que en El Periódico de Cataluña han señalado que existen dos velocidades del virus entre los vacunados y los no vacunados, que son los más jóvenes. Latorre explica que una buena parte de la casi milagrosa contención del impulso juvenil del pasado año tuvo que ver con el miedo contagiar a sus padres o a sus abuelos. "Este era el argumento más convincente, y no porque los jóvenes ignoren el riesgo que corren de terminar en una UCI, sino que cuando uno es joven tiene una disposición mayor a asumir riesgos personales", comenta.
Por otra parte, cree que, si pudiéramos regresar tiempo atrás, una de las correcciones principales sobre las políticas anticontagios es que serían mucho más específicas y discriminarían mucho más. "Ahora sabemos la diferencia tremenda de la prevalencia en la gravedad de la enfermedad en función de la edad y también de los distintos hábitos", señala. Finaliza diciendo Revilla no ha dicho una tontería cuando se ha referido a priorizar la vacunación de los más jóvenes, algo que ya está en marcha en Baleares o en Cataluña. "Sigamos tratando de convencer a los jóvenes de que dejen de serlo otro verano más mientras emprendemos esa lucha melancólica tratemos de vacunarlos cuanto antes", concluye.