Rafa Latorre analiza en Más de uno el bloqueo del Govern de Cataluña y recuerda que uno de los tópicos que derribó el procés es aquel que decía que "el nacionalismo en Cataluña era todo pragmatismo". Sostiene que llegamos a creer que esta vertiente política era "un arma de avaros", que solo pretendía adquirir algunos privilegios fiscales gracias a una ventaja negociadora. "No es verdad, no era eso o no era solo eso, y la prueba está en la insistencia con la que el nacionalismo ha apostado por el empobrecimiento en Cataluña, por un sacrificio que tiene un origen claramente identitario", asegura.
Señala que las elecciones se celebraron el 14 de febrero, hace más de 2 meses, y aunque al día siguiente ya había dos combinaciones posibles para formar gobierno, "lo que aún hoy prevalece es la parálisis". A esos dos meses, hay que sumarle todo el tiempo de interinidad de Aragonés, el que comienza con la inhabilitación de Torra, en septiembre del año pasado. "Quizás los meses de la historia reciente que requieren de un pulso ejecutivo más firme y Cataluña permanece en funciones a causa de una batalla identitaria", y añade que esta guerra tienen algunos tintes mesiánicos, porque "lo de la corte de Waterloo empieza a parecerse a El Palmar de Troya".
Concluye enumerando una sucesión de datos de El Periódico de Cataluña. "Han pasado 445 días desde que Torra anunció elecciones, 119 desde que Aragonés firmó la convocatoria, 51 proyectos de ley de la pasada legislatura han decaído, más de 300 propuestas de resolución y centenares de preguntas quedaron sin tramitar. He aquí el pragmatismo", argumenta.