Este es el otoño de la incertidumbre. La Italia de Maquiavelo y del Partido Príncipe, es una república de payasos y el Gobierno no nato puede convertirse en una ruina más de Roma. Y la isla que desafió al continente, tras el fracaso del Brexit, tiene gobiernos a la italiana.
En Italia ganaron las elecciones Meloni, Salvini y Berlusconi y éste, jugando a la ruleta rusa está volviendo tarumnba a la Meloni, que ahora se ha puesto el casco de la OTAN.
Silvio quiere ser ministro de exteriores y puede romper la coalición de derechas que Macron define como vomitiva. Meloni le ha contestado diciendo que Francia explota a África forzando a los niños a trabajar en las minas.
Pero el caos ha llegado en unos vídeos en los que Berlusconi considera a Putin una persona de paz y el mejor de sus amigos. Se le oye decir “Me ha enviado 20 botellas de vodka por mi cumpleaños y una carta amabilísima. Yo le contesté con otra carta gentil y 20 botellas de Lambrusco”.
Ataca a Zelenski, le culpa de empujar a Putin a una guerra que iba a ser relámpago y puede durar doscientos años. También se ha metido con la Meloni tratándola prepotente y ella le ha llamado escorpión y cabeza de chorlito.
Berlusconi, 86 tacos, con el 50 % de viagra en sangre, empezó como animador musical en los cruceros del Mediterráneo y puede terminar enterrado en la Plaza Roja. Cuando le dicen que se vaya a su casa, responde. "¿A cuál: tengo 20".
Alcemos hoy, querido Carlos, la copa de Lambrusco de color de rubí que se bebe en la ribera del Po desde el tiempo de los etruscos y brindemos por la Italia inmortal, la bota donde terminan todos los caminos... ¡Y viva el vino!