El Gobierno de la nación estuvo amenazado por una moción de censura, ahora lo está por una moción de confianza que exigen los separatistas. El caso Koldo, las investigación de su esposa y de su hermano han llevado al presidente del Gobierno a declarar la guerra al poder judicial y por primera vez en la historia de España un fiscal del Estado más bien del Gobierno ha ido a las Salesas donde se cagó el pobre gitano.
El caso del Fiscal del Estado carece de preferentes en una democracia. El Gobierno acusó al Tribunal Supremo de elucubrar sin pruebas y de carecer de indicios para implicarlo. Martín Pallín acusa al juez Hurtado de dar un golpe de Estado para desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa. Pero el fiscal del Estado está acusado de revelación de secretos en el caso del novio de Ayuso. Él lo negó. Este servidor de la justicia no contestó a un juez del Tribunal Supremo como un delincuente y además cuestionó la autoridad del TS . Sabe que le van a indultar.
Todo esto ocurre cuando el Fiscal del Procés, Javier Zaragoza denuncia la reforma anticonstitucional que preparan para evitar acusaciones que limita el derecho a la tutela judicial. El gobierno cree que hay una guerra de ropones y de cuervos togados contra el el Poder Ejecutivo. Los magistrados denuncian el traslado forzoso de los recién ascendidos. El sanchismo al que Miguel Tellado llama egocracia ha emprendido una batalla que va a perder contra los jueces, la separación de poderes deportes la libertad de expresión y la Biblia en verso.
Al Gobierno que retrasa los Consejo de Ministros según le manda Puigdemont no le pueden salir bien sus tropelías y para despedirme diré que bendito sea Noe el que las viñas plantó y viva el vino.