Llueve y truena como nunca y tenemos ganas de vivir, corazón, pero hay gente que nos jode la vida.
La palabra charnego se emplea en Cataluña para tratar a los emigrantes como a perros. Es despectiva y racista como sudaca o maqueto. Gracias al poder de un pastelero carlista que proclamó la República imaginaria de Cataluña y duró 10 segundos, todos los españoles seremos tratados como charnegos si triunfa la investidura de Pedro Sánchez, cuando los secesionistas prohíben el castellano en las clases y en los recreos e incumplen las sentencias de los tribunales.
Si el PSOE tiene tragaderas para aceptar la amnistía, el Poder Ejecutivo se tragará al Poder Judicial. Los nacionalistas, la verdadera caverna que aquí llaman progresista, perpetran una España plurinacional que reducirá la geografía y la historia de nuestro país.
Intentan cargarse una de las tres grandes civilizaciones del universo. El PP convoca a los ciudadanos en la Plaza de España el domingo 24 contra la amnistía ilegal. Sociedad Civil Catalana, constitucionalista y por eso acosada en Cataluña, llama a repetir su hazaña de 2017.
Dos expresidentes, Felipe y Aznar han criticado la amnistía. La portavoz del Gobierno llamó golpista a Aznar. A Nicolás Redondo lo han expulsado del partido por pronunciarse contra el atropello anticonstitucional. Felipe González, que ha dormido en la misma cama que Nicolás Redondo hijo en la clandestinidad y que con los Redondo refundó el partido en Suresnes, recordó que su padre le hizo una huelga general y no lo expulsó.
La amnistía puede romper el PSOE. Los catalanes que crían y beben vino desde los griegos deberían recordar que el vino agrada y el agua enfada. Beban. En el vino habita la paz y dejen de tratar a los que quieren seguir siendo españoles como a charnegos. ¡Viva el Vino!