El futuro de Sánchez y su Gobierno de imputados que espera durar 1000 días depende de lo que larguen Aldama, Koldo y Ábalos.
El que lo sabe todo es Ábalos, según tú mismo el discípulo más amado de Sánchez, su san Pedro, el que le llamaba siete veces al día, el número dos el Partido Socialista. Ayer hizo el paseíllo al Tribunal Supremo como un torero; no olviden que procede de una familia de matadores y picoletos.
El que defendió la moción de censura contra el PP por corrupción no tiró de la manta, aunque Feijóo diga que el presidente del Gobierno lo sabía todo y lo tapó. La declaración de Ábalos ante el Tribunal Supremo ha durado más de tres horas y en ella afirmó que Aldama ha falsificado documentos para implicar al Gobierno y a él mismo.
Todo lo que ha dicho el conseguidor, según él, es mentira. Ha negado el cobro de comisiones. Ha afirmado que no tenía nada que ver con la compra de mascarillas, y ha desmentido lo del piso de la Castellana.Ábalos ha defendido a su partido, porque sabe que el PSOE le puede amnistiar o indultar como hizo en Andalucía.
Se sospecha un pacto con Ferraz y Moncloa. Los partidos tienen código de honor como la mafia y cosen los labios de los soplones. No ha querido ser el villano en esta historia de ladrones, ni ha traicionado al partido porque como escribió Bertolt Brecht el individuo tiene dos ojos y el partido tiene mil ojos, el individuo puede ser aniquilado pero el partido no puede ser aniquilado.
No sabemos si ha dicho la verdad, pero se lo ha pasado bien bebiendo el amor de sus amantes a las que ha tratado como a reinas. ¡Viva el vino!