En el Ateneo, donde la levita de Larra, la pajarita de Cánovas del Castillo, los botines de Valle-Inclán, la verruga de Azaña, donde se hacían presidentes que cruzaban la calle y se sentaban en elCongreso, Felipe González presentó 'La rosa y las espinas', de Alfonso Guerra, uno de los autores de la Constitución, mientras comía chocolatinas y Abril Martorell le pegaba el mollate.
Del Ateneo salieron seis presidentes del Gobierno. Algunos de ellos llevaban el mandil de masones y el miércoles salió una proclama, como la del alcalde de Móstoles, dijeron Felipe y Guerra: 'No podemos dejar chantajearnos por nadie'. También el PP, que espera 100.000 ciudadanos en la plaza de Felipe II, llama la rebelión de los diputados socialistas.
Sánchez se lo pasa todo por el 'arco del triunfo'. La amnistía ya está acordada en secreto y están tramando la España plurinacional que consiste, según ley de Iglesias, en que en el Congreso se hable catalán pero en Cataluña no se pueda estudiar el español.
Los de la tortilla y el pacto del Betis, los que junto a la familia Redondo refundaron el PSOE, le dan la va a Sánchez porque enreda para que Puigdemont no sea juzgado. Moncloa ha dado orden de que se les eche en cara la cal viva y acusa a la vieja guardia de deslealtad.
Además, comparan el pico de Rubiales con la frase de Guerra, según la cual Yolanda Díaz le habría dado tiempo, entre peluquería y peluquería, a estudiar. Le llaman a Guerra marichulo, es decir, macho y chulo. Moncloa es un meteorito que quiere acabar con los dinosaurios y el mundo del vino es machista, querido Carlos, ¿qué le vamos a hacer? Nunca dan a probar la copa a las mujeres, pero han demostrado ya que son buenas enólogas. ¡Viva el vino!