Alfonso Guerra acertó al decir que el Gobierno Sánchez no es de coalición, sino de cuota y reparto.
Moncloa es el misterio de la trinidad, tres partidos en esencia y uno en persona que se llama Pedro Sánchez, el que ordena y manda.
Ahora se ha puesto el casco de la OTAN y prepara con los alemanes el escudo antimisiles y se ha burlado de los de Podemos no con un retablo de maravillas, como el entremés de Cervantes, sino con un timo de Cuatro Caminos, y Yolanda Díaz de cómplice.
Pablo Echenique ha confesado: "Nosotros no vamos a romper el Gobierno por una deslealtad del PSOE. Sería muy irresponsable cuando tenemos al PP y a Vox afilando los cuchillos. Pero quiero decir claramente que nos han ocultado el aumento del gasto de defensa y que es una vergüenza".
Como en el chiste de Gila han metido la cabeza en el cañón y ahora no la pueden sacar. Será una vergüenza pero ellos siguen agarrados a las tetas del Estado a pesar de que les han colado una subida del 25% en el de fragatas y aviones y submarinos.
En Moncloa y en el palacio gótico los socios están a matar. Ni Junts, ni Podemos se van porque se quedarían en la calle con centenares de altos cargos y asesores. El poder es un vicio para los que están en la poltrona cortando el bacalao; así que se puentean, chocan pero tragan.
A los que no gozan de ese afrodisiaco del poder en el invierno de la incertidumbre les recuerdo el consejo de Alfonso X: "Quemad viejos leños, bebed viejos vinos, leed viejos libros. Tened viejos amigos".
Así que, ¡viva el vino, como pensó el Rey Sabio!