La cabra de la Legión viene de los tercios de Flandes cuando la mejor Infantería del mundo se hacía acompañar de perros y jabalíes. El día 12 de octubre, mientras la cabrita, que en realidad era un cordero, comía en los jardines de la Castellana, el rey no salía del coche porque el presidente del Gobierno estuvo tapado en el burladero de su Audi para que coincidiera su llegada con los aplausos al rey y no le insultaran.
Pero se desbarató el protocolo y Pedro Sánchez tuvo que soportar los gritos de "cobarde" y "fuera, fuera", no digo el peor. Ayer los diputados de Vox llegaron tarde al Hemiciclo y pisaron el discurso de Pedro Sánchez burlándose de su retraso para evitar los abucheos.
Al presidente de montan el pollo cada vez que sale a la calle. Él culpa de los insultos a 'Madrid me mata', a la 'caverna mediática', al 'partido de los ricos'. En la tribuna de oradores dijo después que en Madrid se tardaba un año en hacer una colonoscopia y la reina del cine mudo le llamó "mentiroso" desde la Asamblea de Vallecas.
Es que provoca rebote, le falta duende, simpatía y, sobre todo, credibilidad. Le acusan de impostura y de interpretar papeles con hipocresía (que viene del griego y significa actor que exagera). Todos los años le dan el cante en la Fiesta Nacional. A todos los presidentes les ha ocurrido. A Rajoy le llegaron a dar un puñetazo, a Zapatero también en el desfile le llamaban "embustero" y "gilipollas".
Olvidan los que gritan que a los políticos no se les echan con insultos, sino con votos. Dijo Bogart que "el mundo tiene tres vasos de vino de retraso". Quizá al presidente le falten unas copas de vino, que mejoraría el humor y aumentaría la simpatía. ¡Viva el vino!