Un millonario que tiene una fortuna de 4.000 millones de euros y habitaciones decoradas con oro, ha sido elegido presidente de los Estados Unidos. Ha triunfado la antipolítica, la emigración contra la emigración, la venganza contra la inflación.
El vencedor absoluto ha prometido que durante su mandato no habrá guerras, como no las hubo en su anterior presidencia. Vamos a ver quién lo cree porque es un redomado mentiroso. Esta vez la democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, puede haberse equivocado. Es una necedad eso de que el pueblo nunca se equivoca.
El pueblo de la mayor democracia del mundo ha elegido a un a un delincuente condenado por 34 delitos que, según los periódicos más serios de los Estados Unidos, es un peligro para la democracia. Una de sus hazañas fue tomar el Capitolio cuando perdió las elecciones.
Le acusan de negacionista, de populista,de eurófobo y de autoritario. Pero podrá indultarse porque tiene todo el poder. Lo de menos es que sea partidario de imponer aranceles a las aceitunas negras españolas y nos condene a gastar más en la OTAN. Lo más peligroso es lo que escribe The York Times la victoria de Trump es una amenaza para los Estados Unidos. El país toma un rumbo imprevisible.
Otra amenaza es su vicepresidente más reaccionario que él con su sindicato de millonarios. Ha sido el más votado por las mujeres contra otra mujer. Trump que se dedica a hacer rascacielos, tiene una bodega en Virginia que compró después de un embargo.
Seguro que impondrá impondrá aranceles sobre el vino. En su primer mandato decidió gravar a los productos europeos con un 25%. Veremos un gran escándalo de ruinas y pámpanos pero ahora gritemos: ¡Viva el Vino!