La traducción práctica de todo esto es que, desde que Rajoy fue investido presidente a finales de 2016, hemos vivido un periodo político infructuoso, en el que el gobierno se limita a sobrevivir, y la oposición se limita a hacer gestos simbólicos. PSOE, Podemos y Ciudadanos se comprometieron a gobernar desde el parlamento, pero hasta ahora han sido incapaces de hacerlo porque pocas veces suman sus votos contra los del PP.
Pero quizá a partir de este momento las cosas cambien. Ciudadanos se siente crecido desde que fue el partido más votado en las elecciones catalanas. Y ha decidido empujar al PP contra las cuerdas, proponiendo la derogación de algunas leyes. El portavoz de los populares dice que esto es ridículo y delirante. Pero es más simple que eso: se llama política.