Sin embargo, ha llegado al poder, aunque haya sido por la puerta de atrás, y con apoyos que no en todos los casos son muy deseables. En el mes y pico que lleva en Moncloa, Sánchez ha dado pistas de su habilidad para los golpes de efecto y para adoptar decisiones simbólicas, de esas que elevan el ánimo de ciertos sectores de la izquierda.
Pero hoy juega su primer partido de Champions. Y no porque su rival sea de primer nivel, porque Joaquim Torra es lo más parecido a nadie en materia política. Lo que es de Champions es el problema: la nunca resuelta cuestión catalana. A partir de hoy tendremos los primeros elementos de juicio para saber hasta dónde llega la estatura de Pedro Sánchez como hombre de Estado. Hoy se la empieza a jugar de verdad.