Porque Sánchez ha conseguido, también, conformar una coalición de intereses políticos, que se puede consolidar en el futuro. Es la coalición de partidos de izquierdas e independentistas para impedir gobiernos del PP y Ciudadanos. Es obvio que los intereses del PSOE se parecen poco a los de la izquierda abertzale representada por Bildu.
Pero ambos han llegado a confluir para alejar del poder al centro derecha. Y eso mismo ocurre con Podemos, PNV, Esquerra o el partido de Puigdemont. Con poco que Pedro Sánchez dé míninas satisfacciones a este aquelarre de partidos, la coalición podría funcionar de nuevo después de las próximas elecciones generales.
Y eso significa que PP y Ciudadanos solo estarán en el poder si cumplen dos condiciones: sumar juntos la mayoría absoluta del congreso y, además, estar dispuestos a coaligarse. En caso contrario, lo que ocurrió la semana pasada puede repetirse.