El discurso de esa tercera vía es el llamamiento al gobierno de Rajoy para que deje de aplicar solo la ley, y haga política ante la crisis de Cataluña. Esa tesis tiende a ignorar que la firme aplicación de la ley es, en sí misma, una decisión política. Igual que es una decisión política incumplir la ley de forma deliberada, como han hecho los independentistas.
De manera que ese mantra de que esto no se resuelve mediante la administración de justicia sino haciendo política es cierto, pero solo parcialmente. Las cosas hay que hacerlas por su orden. Primero se cumple la ley, o se hace cumplir a través de los tribunales. Y, una vez restablecida la normalidad legal, se hacen otras cosas. Y entonces no se podrá olvidar que hay dos millones de independentistas. Pero tampoco, que hay más de dos millones de no independentistas. Es decir: ley y cuentas claras.