Los populares están en un sinvivir, entre los juicios por los casos de corrupción que les afectan, y el aparente ascenso imparable que los sondeos otorgan a Ciudadanos. Aún tienen un año para reaccionar, antes de que llegue 2019, y entremos en una vorágine electoral que pondrá a cada partido en el sitio que los españoles decidan que le corresponde.
Y ese año que falta no va a ser fácil. La procesión ante los tribunales de personajes como Bárcenas, Costa o Granados mantiene en el ambiente el recuerdo de las disculpas nunca pedidas por el PP, por aquellos años de vino y rosas en los que todo parecía valer; cuando su poder en algunos territorios era casi absoluto. Los tiempos han cambiado. Las exigencias han aumentado. Y los juicios no han terminado.