Será interesante su decisión. Especialmente, después de haber comprobado cómo el gobierno de Mariano Rajoy no movió un dedo cuando las autoridades judiciales belgas desautorizaron al Tribunal Supremo español hace ya meses; y de haber comprobado cómo el gobierno de Pedro Sánchez va a hacer lo mismo -nada- después de que las autoridades judiciales alemanas hayan vuelto a desautorizar a nuestro alto tribunal.
Pero, contrariamente a lo que antes dijo Rajoy y ahora dice Sánchez, no solo se trata de mantener el respeto a las decisiones judiciales. Esto va más allá. Un tribunal alemán es Estado alemán. Y el Tribunal Supremo español es Estado español. Estamos, por tanto, ante una cuestión de Estado. Y eso significa que estamos en un conflicto entre Estados. Y el gobierno ha decidido dejarlo pasar. Lo mismo que hizo el anterior.