La fiesta de la Comunidad de Madrid era un funeral. Y es lógico cuando por la mañana se habían desayunado varios sondeos que insisten en que el progresivo deterioro del PP no ha tocado suelo.
Cuando Rajoy fue elegido por Aznar como sucesor, inició un camino hacia dos elecciones perdidas, conspiraciones internas y casos de corrupción. Luego, cuando llegó al poder, se encontró con la peor crisis económica en décadas y con la abdicación del Rey Juan Carlos.
Ahora que esos problemas se están superando, los indepentintas catalanes han puesto el país patas arriba y los desastres internos han situado al PP al borde del abismo. A pesar de todo lo que ha dejado atrás, Rajoy está ante la peor batalla política de su vida, que es salvar al PP, salvarlo de sí mismo.