Puigdemont es, como diría Pirandello, un personaje en busca de autor. Y ha de ser un autor imaginativo, capaz de hacer prospectiva de futuro. Porque sabemos que fue presidente por accidente, cuando la Cup, los más extremistas del independentismo, fulminaron a Artur Mas y le aceptaron a él, como quien acepta pulpo como animal de compañía.
Pero Ahora, después de dinamitarlo todo con su proceso sin freno, Puigdemont solo será algo si su lista es la más votada, y puede seguir alimentado entre los suyos el mito del heroico president. Pero de no ser así, ¿qué será de Puigdemont? Pues de no ser así corre el riesgo de acabar en la lista de personajes históricos perfectamente prescindibles. Puigdemont o es presidente o no es nada.
