Siendo esto así, y pese a los datos del último CIS, nunca imaginé al flemático Rajoy arremetiendo con tanta furia. El presidente descargó ayer su ira contra Rivera llamándole, perdón por el exabrupto, 'aprovechategui'. Desde luego Rajoy fue a hacer daño. Recurrió a un sufijo ¡vasco! para adjetivar a Rivera, castigo del nacionalismo y azote de sediciosos, censurador de cuponazos y ariete contra los privilegios periféricos.
Pero si Rivera se baja ahora del 155 no es por el tamaño de la ofensa, sino por la aplicación práctica de lo que llamaremos Principio de la Naranja Crecedera. Todo partido sumergido en una campaña experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del partido rival desalojado. Durante años Ciudadanos ha asumido el papel de cómplice del PP, pero ahora los sondeos dictan que Rivera tire a Rajoy a la cuneta. Matar al padre en versión centro-derecha. Es el Corolario de Máster-Eroski. Cuando hueles la sangre, hay que morder la yugular. De lo contrario, Rivera estaría pecando de 'amarrategui'.