Alfonso de Cantabria nos habla de un partido de alevines, con niños de unos 10 años, que presenció este mismo fin de semana. "El árbitro estuvo provocando todo el rato al mismo equipo", asegura, y destaca que "Se fue insultando a los chavales e incluso les sacó un dedo". Cuenta que "se comportó de manera lamentable" y reclama que nunca se les falte el respeto a los chicos.
Desde Madrid nos llama Ramón, que recuerda que en un partido de baloncesto infantil, el padre de uno de los miembros del equipo que perdía "le gritó al entrenador que sacara a su hijo del campo porque no podía estar en un equipo que perdiera". "El chico lloraba que daba verdadera pena verlo", lamenta.
Nos vamos a Cádiz para escuchar a Marcos. Nos dice que fue árbitro y que en una ocasión se quedó "sorprendido" al escuchar a uno de los entrenadores pedir a los niños que atacaran "a las piernas" del contrario.
Y Fabián, de Orense, ejerce de árbitro desde hace 17 años. Recuerda que lo más duro fue escuchar cómo la gente le insultaba por ser argentino, pero resalta la cara positiva de su profesión: "En una final de infantiles les dije que demostrasen a la gente que eran jugadores y personas que iban a divertirse, y que el que gana consuela al perdedor y el perdedor felicita al ganador", explica, y añade que la mejor satisfacción fue ver que así lo hicieron.
Contamos además con la visión del presidente de la Federación Cántabra de Fútbol, José Ángel Peláez, que nos cuenta sus experiencias en los partidos infantiles.
