Leandro de A Coruña cuenta que tiene familia en México, Buenos Aires, Venezuela y Brasil, y recuerda que cuando se comunicaban con ellos por carta, "la respuesta tardaba un montón, y no tener noticias era complicado, mucha incertidumbre". Señala además que, cuando regresaban sus familiares, aunque fuera por poco tiempo y en escasas ocasiones, "era toda una fiesta en el pueblo, se mataba un cerdo, una vaca o lo que hiciera falta para recibirles". "Otros países nos acogieron y ahora nosotros deberíamos ser iguales", sentencia.
Nos vamos a Fuerteventura, donde Nieves cuenta a sus 86 años que vivió en Venezuela durante 25. "Nos fuimos porque mi padre estuvo preso en un campo de concentración en Melilla, y viajamos desde Medina del campo en un tren y después en un barco pequeñito, en el que estuvimos navegando 24 días", relata. Y asegura que fueron muy felices en el país latinoamericano: "Fueron los mejores años de mi vida, aunque siempre quieres volver".
Desde Valencia nos llama Juan, que proviene de una familia de inmigrantes. Sus abuelos se fueron desde Canarias y Cataluña a Cuba, a principios del siglo XX. "En los años 60, por la revolución cubana, tuvieron que emigrar de vuelta a Canarias", cuenta, y continúa diciendo que más tarde, desde las islas su familia se fue a Estados Unidos. "Allí lo pasamos bastante mal, comíamos por las ayudas del gobierno, y como en Miami no había trabajo nos fuimos a Nueva York", explica. Comenta además que antes de irse de Florida, les dieron unos abrigos de los años 20: "Parecíamos agentes de Al Capone", asegura. Y dedica un recuerdo a "todos aquellos cubanos que murieron tratando de salir de su país y de los que nunca más se ha sabido nada".
Y María de Madrid nos cuenta que su padre estuvo preso en Carabanchel durante el régimen de Franco, y que cuando salió se fue primero a Canarias y luego en barco viajó a América. "No había mucho trabajo y hubo que esforzarse mucho para tener uno", asegura, y añade que su padre estuvo "en Venezuela trabajando muchos años hasta que pudo mandar el pasaje" para que ella, sus hermanos y su madre pudieran irse con él. Destaca además que "allí no había oportunidades como ahora; ahora gracias a Dios el emigrante va a cualquier país de Europa y tiene comida, seguridad social... algo que nosotros no tuvimos".